La tragicomedia de $LIBRA: cuando la economía virtual choca con la realidad presidencial

En el vasto y, a menudo, confuso mundo de las finanzas digitales, las criptomonedas han emergido como las estrellas rutilantes que prometen revolucionar la economía. Sin embargo, como en todo espectáculo deslumbrante, siempre hay espacio para el drama y, en este caso, para la ironía más mordaz.
Para aquellos que aún no han sido seducidos por el canto de sirena de las monedas digitales, una criptomoneda es, en términos sencillos, una moneda virtual que utiliza criptografía para garantizar transacciones seguras y controlar la creación de nuevas unidades. A diferencia del dinero tradicional, no está respaldada por ningún gobierno ni entidad central, lo que, en teoría, la hace inmune a manipulaciones y controles externos. Pero, como veremos, la práctica puede ser muy distinta.

El caso $LIBRA muestra cómo una criptomoneda puede ser utilizada como herramienta de estafa. Javier Milei, presidente argentino, no solo promocionó $LIBRA en sus redes mientras ocupaba el cargo más alto del país, sino que lo hizo apenas tres minutos después de su creación, lo que evidencia una coordinación previa imposible de ignorar. Este no fue un error inocente: un presidente no deja de ser presidente cuando le conviene. Milei usó su investidura para dar credibilidad a un proyecto del que obtuvo beneficios personales, agravando aún más el problema al aprovecharse de su posición de poder.
Alegar que actuó a título personal es casi infantil. Un presidente no puede desprenderse de su cargo según le convenga; cada palabra y acción suya tiene implicancias institucionales. La maniobra fue clásica: inflar el valor con el respaldo de una figura popular, atraer inversores confiados y vender rápidamente, provocando un desplome que dejó a más de 40.000 personas en la ruina. Milei fue un partícipe necesario y fundamental, como lo demuestran las denuncias penales en su contra en múltiples jurisdicciones. Además, reuniones previas con los creadores de $LIBRA, registros de transferencias vinculadas a su círculo cercano y su historial de cobrar por promocionar criptomonedas antes de ser presidente refuerzan que esta fue una acción delincuencial deliberada.
Mientras Milei insiste en su defensa, la evidencia lo contradice: la concentración de $LIBRA en pocas billeteras, la sincronización exacta de su tuit con el lanzamiento, el silencio inicial de su equipo y los retiros millonarios inmediatos son pruebas contundentes. Un economista de su calibre sabía perfectamente las consecuencias de su accionar. La estafa, agravada por haber sido cometida desde la presidencia, pone en jaque su futuro político y legal.
El mundo observa, y esta vez, ni las excusas ni la prepotencia podrán salvarlo de enfrentar las consecuencias de sus actos.
Imagen de Página 12

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