El Proyecto Arazatí, promocionado como la solución definitiva para el abastecimiento de agua potable en Montevideo y Canelones, ha desatado polémicas que trascienden lo ambiental y lo económico, invitando a reflexionar sobre las prioridades del actual gobierno.Con un costo proyectado que podría superar los 1.000 millones de dólares en 20 años, Arazatí es una obra monumental que, para algunos, promete progreso, pero para otros, evoca los errores del pasado, como el infame «Banco Pan de Azúcar» del gobierno de Luis Alberto Lacalle Herrera.
La política uruguaya actual tiene un aire de ironía difícil de ignorar.