El eterno estudio del villano…

Se han analizado profusamente sus tics, su indiferencia ante el dolor ajeno, esa rutina monótona de la maldad cotidiana.
Pero luego está Donald Trump. Él no es simplemente un hombre malo. No, él trasciende.
Es un malvado.

A lo largo de los años, nos hemos cruzado con personajes turbios en el mundo, algunos con más dignidad que otros. Incluso los gánsteres más notorios siguen un código, una especie de ética torcida.
Pero Trump ni siquiera llega a eso. Es un intento de tipo duro que se quedó sin brújula moral en el camino. No respeta a nadie: ni a su pueblo, ni a sus socios, ni a sus seguidores incondicionales, ni siquiera a sus supuestos amigos.
Y luego, claro, en 2020 llegó el caos. Un país fracturado, una pandemia mal gestionada y bolsas para cadáveres apiladas mientras Trump se miraba en el espejo.
Fue como vivir bajo el yugo de un padre autoritario e impredecible, gobernando a punta de miedo y caprichos. La realidad habló, pero la advertencia se ignoró.
Y ahora estamos aquí de nuevo. Esta vez, el peligro es aún mayor.
Porque no nos engañemos: Trump, con su historial de juicios políticos y procesamientos, sigue siendo un bufón. Pero el mal prospera cuando se le subestima. Si lo dejamos regresar, la democracia no saldrá con vida. Y no hablamos solo de Estados Unidos.
Hemos visto este patrón antes. El ascenso de la ultraderecha global no es coincidencia. Es un movimiento coordinado, una ola reaccionaria que busca arrasar con derechos conquistados y reemplazarlos con el puño de hierro de un nuevo orden autoritario. Lo hemos visto en Europa, en América Latina, en cada rincón donde el miedo ha sido convertido en arma.
El fascismo moderno ya no necesita camisas pardas ni desfiles militares. Ahora usa las redes, el caos informativo, el desencanto y el cinismo para dividirnos y debilitarnos.
Esta es nuestra advertencia. Nuestra última oportunidad.
Y no, no basta con hablar entre convencidos. No podemos permitirnos el lujo de discursos complacientes. Hay que hablar en su idioma: lo que es correcto e incorrecto, la seguridad de sus familias, la decencia, la humanidad.
No los convenceremos a todos, pero con los suficientes, podemos evitar otra tragedia.
Porque esta “Cumbre para detener a Trump” no es solo un evento.
Es un ultimátum.
Imagen de ChatGpt

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